Desde la primera vez que nos reunimos para hacer dulces navideños nuestro grupo de blogueras malagueñas "Pipirrana" en 2010 (que no se ofenda los chicos, pero es que son minoría), quería probar a hacer hojaldrinas caseras. Las maravillosas hojaldrinas de Reme, mi gran amiga del blog Al sur del sur. Este año, con una gran insistencia de mi Pedro y con el gusanillo bien alimentado por el deseo de hacerlas, me puse manos a la obra. Les perdí el miedo, de ahora y por siempre. Aunque más elaboradas que otras recetas navideñas, las hojaldrinas merecen ocupar un lugar en mi recetario navideño. La diferencia es tan brutal con respecto a las hojaldrinas industriales que merece la pena invertir el tiempo necesario para disfrutar de ellas.
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6.2.13
15.10.12
Tarta de hojaldre con melocotón y I taller de galletas decoradas "Pipirrana"
Esta tarta la hice hace justo un mes para el cumpleaños de mi amiga Lourdes. Ella necesitaba y todavía necesita un empunjocito para pasar momentos difíciles, y hay estamos, intentando ayudarla en lo que se pueda. Por lo pronto se ha aventurado a hacer sus primeros cupcakes y galletas decoradas junto con mis chicas "Pipirrana".
De hecho, el jueves pasado nos reunimos en casa de Eli (más bien en su inmenso y estupendo garaje) en el I Taller de galletas decoradas "Pipirrana". Doce mujeres hacendosas decorando galletas y merendando también las varias delicias que llevamos entre todas.
13.6.12
I Taller de pan artesano Pipirrana
Me resulta bastante difícil expresar con palabras todos los
sentimientos que experimenté el sábado pasado.
Ya saben que hacer pan es una de mis pasiones. Me da igual
que haga un calor horrible en mi cocina, que si queda poco pan en casa, yo me
pongo a hacer pan.
Los blogueros (y amigos) cocineros malagueños del grupo “Pipirrana”,
del cual os he hablado ya algunas veces y del que formo parte, nos reunimos en
casa de Conchi Paniagua (casualmente la única persona del grupo que no tiene
blog) para celebrar una jornada de elaboración de pan inolvidable.
En el momento que hablamos de hacerla, hace ya un par de
meses, yo me entusiasmé con ese día. Tanto, que me ocupé de comprar las harinas, los ingredientes necesarios, debatir sobre qué panes íbamos a
hacer, preparar un cuadernillo explicativo con las recetas, hacer más de un kilo de masa madre, recordar el
material que todos tenían que llevar, establecer grupos de elaboración, ir a la
casa de la anfitriona (junto con mi Reme) para ver cómo se iba a organizar el
espacio, confeccionar un calendario de horneado, hasta de echarle cara el mismo
día del evento para que el magnífico vecino Antonio nos prestara, además de su
frigorífico (ya lo había hablado Conchi con él), su horno. Si no fuera por la
gentileza de Antonio todavía estaríamos horneando…
A lo que iba, un curre que me di y que ha valido la pena con
creces. Ha sido la reunión pipirranera más larga y multitudinaria. Conseguí
mover a Ana María (que venía desde Granada) y a Lidia (de Salobreña) para esta
reunión. En total, trece blogueros y la anfitriona metiendo manos en la masa. Me siento orgullosa
del trabajo realizado y de todas mis chicas (y chico), porque son personas
maravillosas, con muchas ganas de pasarlo bien y de aprender. Un curre que
volveré a hacer encantada siempre que esté en mi mano.
Nos dividimos en tres grupos. Cada grupo hizo los mismos panes: pan cateto, pan de cerveza negra y avena y pan integral (de espelta) con
pasas y nueces. Encabezamos dichos grupos Olimpia, Reme y una servidora. Ceci,
que a última hora pudo venir y que tiene muchísimos conocimientos sobre la
elaboración del pan, también respondió y asesoró a quienes tenían dudas.
La mañana se nos pasó mezclando, amasando, reposando el pan,
cogiendo otra masa…Con el tiempo tan bueno las masas subían como la espuma, y
los tiempos de levado se acortaron una barbaridad, incluso para el pan integral
de pasas y nueces, que sólo llevaba masa madre.
A las doce o así, había ya algunos estómagos hambrientos, así que, aprovechando un parón ya que los panes estaban levando, Conchi sacó tinto de verano, cervecita y refrescos, la empanada de atún que ella cocinó, las minipastelas morunas de Ana María y los rollitos de hojaldre salados de Eli. ¡Con qué ganas los cogimos! Sobraron bien pocos.
A la hora de la comida ya habíamos horneado tres panes, dos
catetos y uno de cerveza negra y avena. Yo tuve que hacer bastantes parones durante
la comida para poder dar forma algún
pan, meter otro en el horno, sacar otro que estaba horneándose. Como pueden
comprobar, una jornada bien movidita.
Imagínense, siendo todos los asistentes unos apasionados de
la cocina, la mesa del almuerzo no tenía desperdicio. 19 variedades diferentes
de manjares absolutos, que les nombro a continuación porque no tienen
desperdicio:
Minipastelas morunas (Ana María)
Empanada de atún y pisto (Conchi Paniagua)
Rollitos de hojaldre salados (Elisa)
Queso crema con chutney de pimientos (Leoletta)
Lomo a la sal (Reme)
Paté marinero (Olimpia)
Salmorejo de mango (Lidia)
Boquerones en vinagre (Maribel)
Ensaladilla rusa (Mari Cruz)
Pollo a la moruna (Mari Carmen)
Paté al oloroso (Olimpia)
Pipirrana de Jaén (Ana María)
Taboulé (Laurita)
Habitas fritas con jamón (Olimpia)
Queso de cabra de leche cruda (Ceci, no está en las fotos)
Langostinos en salsa de hierbas (Mª Ángeles, no está en las
fotos)
Y esto solo fue la mesa platos principales. Por supuesto,
acompañado de los panes que ya se habían horneado y que aún estaban algo
calientes. Hicimos un pequeño parón, con las barrigas llenas para recoger y
revisar las masas, charlar un rato tranquilamente….
Por supuesto, hubo una mesa de postres espectacular. En este
caso no todo llevamos postres, pero no por ello nos quedamos sin comer dulces,
11 variedades exquisitas, acompañadas de té, café y pacharán. Las probé todas…
Tarta de galletas con crema de zanahorias y chocolate (Mari Carmen)
Flan de huevo (Conchi Paniagua)
Torta de Vélez (Leoletta)
Hojaldres rellenos de Nutella (Elisa)
Crema de limón (Ceci)
Bizcocho de chocolate (Maribel)
Pan de calatrava (Lidia)
Flan de huevo caramelizado (Mari Ángeles)
Galletas bretonas (Reme)
Galletas ligeras de aceite de oliva (Reme)
Crema de chocolate y plátano (Elisa)
Lidia también trajo unas galletitas decoradas para Mª Ángeles
que tenía muy buena pinta.
A partir de aquí el trabajo disminuyó, nuestra capacidad de reacción también, después
de haber comido tanto, pero los panes no daban demasiada tregua. Meter,
vigilar, sacar, hacer las fotos pertinentes…Lidia nos regaló a todos una
botellita de limoncello casero. Muchísimas gracias, guapa, eres muy detallista,
y un encanto.
Los panes integrales de pasas y nueces fueron los últimos en
hornearse. Al menos para mí, eran una expectación total. El primero salió
hermosísimo, redondo, con sus greñas, y un corte que ni os cuento,
espectacular. En ese momento, Lidia se tenía que marchar, y para que no faltara
nadie en el recuerdo, nos hicimos las fotos de grupo con los panes que ya habíamos
hecho. Los dos últimos panes estaban en el horno.
Lidia se
fue y no le dio tiempo a estar en la celebración de los sorteos. En principio
se iban a sortear tres kilos de harina diferentes que Andrés, de El amasadero,
nos mandó extra con el pedido para el taller. Pero cuál fue la sorpresa que
Conchi tenía preparadas tres bolsas con habichuelas verdes del campo de su
suegro, Ceci trajo un baneton que tenía repetido y Eli una libretita con
dibujos de cupcakes y unos adornos de azúcar. Esto de los sorteos parece que se
va a convertir en tradición entre nosotros, nos lo pasamos muy bien y sacamos
de nosotros la ilusión de un niño.
El premio más codiciado era el baneton, que se llevó Mari
Cruz, que posa más que alegre con él. Leo, Eli y Rafa se llevaron a casa las
habichuelas. Maribel, Mari Carmen y yo, las harinas, y Lidia, que ya no estaba
pero que, por supuesto, entraba en el sorteo, le tocó la libretita. Las
manos inocentes fueron Paula (hija de Conchi) y Elena, (su amiga). Y para que
nos le tocó nada, deciros que no hubo tongo, ni mijita, que yo confío
plenamente en las manos inocentes jejeje
Le dimos un regalito pequeñín a los anfitriones Conchi y
Carlos (su marido), que se merecieron, más que una cajita de lata para galletas
y papelillos de magdalenas, un jamón 5Jotas. Fueron maravillosos, nos hicieron
sentir como en casa en todo momento, dispuesto a cualquier cosa que le pidiéramos,
sonrientes…No se puede pedir más. Vaya lujo de familia.
Sacamos los últimos panes, recogimos todos los utensilios
utilizados, y empezó el reparto de comidas, porque no se piensen que nos lo
comimos todo, era materialmente imposible. Oli, Ceci y Rafa bajaron a comprar
tuppers al chino y todo…Si es que no era normal tanta comida, y tan exquisita,
no se podía dejar que se pusiera mala…
Cortamos los panes también para que todos pudieran llevarse
un trozo de cada. ¡Vaya descubrimiento con cada corte, qué maravilla! Conchi y
yo, como absoluto agradecimiento, le llevamos al amable vecino Antonio unos
buenos cachos de pan.
Mirad que caras más felices y sonrientes, qué grupo más fantástico,
estas personas me han regalado uno de los días más felices de mi vida.
Delante izquierda a derecha: Elisa (Olor a jazmín), Mª Ángeles (Cocinar sin miedo), Olimpia (La alacena de las Miguelitas), Laurita (Cocinax2), Reme (Al sur del sur), Leoletta (Encocinaando), Mari Cruz (Guisadora Duncan), Maribel (Cocina de Reyes), Lidia (Atrapada en mi cocina), Mari Carmen (Naranjas y aceitunas).
Atrás de izquierda a derecha: Ceci (Harina "la carmita"), Conchi (la anfitriona, sin blog), Ana María (Cocinando entre olivos) y Rafa (Cucharón y paso atrás).
Nos acordamos de quienes querían estar y no pudieron, sobre todo de Concha Maldonado (Concha cocina), Ángeles (Kesito) y Carmen Rosa (Mi cocina).
Poco a poco se fue yendo el personal, yo me quedé de las últimas
recogiendo todos los abalorios que tenía desperdigados por la casa, y mis
pasajeras, Reme, Ceci, Mª Ángeles y Mari Cruz esperando, reventadas, a que
terminara con todo.
Nos fuimos las cinco en mi minicoche rojo, repleto hasta
arriba. Parecíamos moros de vuelta a casa por vacaciones. Al coche le costaba
horrores subir las cuestas hasta la autovía. No paramos de hablar de lo bien que había
salido todo, redondo, absolutamente redondo. Yo no me podía creer tanta
entrega, tanta amabilidad, tanta generosidad, tanta simpatía, tanto buen rollo…Y
cuando me quedé con mi última pasajera, Mari Cruz, me emocioné, me desvanecí,
me puse a llorar como una magdalena mientras la llevaba a casa. Inconscientemente
parecía que tenía que hacerlo con ella, la psicológa del grupo.
Aunque mi relato ha derivado más bien en una crónica del día
que fue, los sentimientos y las emociones que experimentamos están por encima
de todo, y esas son muy pero que muy difíciles expresarlas con palabras.
Repetiremos, espero que muchas muchas veces.
Os quiero, Pipirrana.
1.3.12
Pipirrana en el Restaurante Los Caballos de Álora (28 de febrero. Día de Andalucía)
Qué maravillosas fotos, ¿no os parece? Porque están hechas a personas maravillosas. Conocer a las personas que formamos el grupo Pipirrana ha sido una de las mejoras cosas que me ha pasado en mucho tiempo. Mujeres, la mayoría (aunque no me quiero olvidar de nuestros tres chicos), que compartimos una afición común, la cocina, y que nos hemos hecho muy buenas amigas. Todas tienen el corazón muy grande.
26.11.11
Turrón de chocolate clásico
Irremediablemente ya ha empezado la Navidad: inauguración de alumbrados en todas las ciudades de España, dulces por doquier en supermercados y panaderías, cabecitas pensando qué menús confeccionar para Nochebuena, Navidad, Nochevieja y Día de Reyes...Y eso que estamos a casi un mes...
Publicado por
Laura Piñero
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